La cazalla en el almuerzo es tradición, memoria y esencia valenciana. De los abuelos al bar de siempre, un ritual que despierta cuerpo y alma. Faro de Cullera mantiene viva la llama de este momento único.
¿Por qué se toma cazalla en el almuerzo?

Un chupito con historia: del campo al bar
Nuestros abuelos lo hacían casi sin pensarlo. Se levantaban antes de que saliera el sol, preparaban cuatro cosas, y antes de meterse al campo o al taller… un gotet de cazalla.
No era capricho, era necesidad: para despertar el cuerpo, calentar el estómago y espabilar l’ànima.
Ese pequeño trago seco, anisado, fuerte, era la chispa que les preparaba para una jornada larga y dura. Y aunque el mundo ha cambiado, ese gesto sigue vivo.
Os recomendamos conocerles más de cerca como hicieron nuestros amigos de Jajajers en el video titulado “L´Horta Valenciana”
De la faena al momento social
Hoy ya no todos trabajamos la tierra ni empezamos la jornada a las 5 de la mañana. Pero el almuerzo valenciano de toda la vida sigue siendo sagrado.
Solo que ahora, más que necesidad, es placer. Es ese rato para parar, charlar, compartir un bocata i una picaeta… y empezar como toca:
con un chupito de cazalla ben fresquet.
Es tradición transformada, pero con la misma esencia.
¿Por qué se toma antes del bocata?
Porque lo dice la cultura, pero también el cuerpo.
Tomar cazalla al principio del almuerzo:
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Abre el apetito
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Prepara el estómago
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Despierta los sentidos
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Y sobre todo… marca el inicio del ritual
Es como decir: “Ara sí. Ara comença de veritat.”
Faro de Cullera: mantener viva la llama
En Faro de Cullera no nos inventamos nada.
Solo ponemos en valor lo que ya estaba, lo que forma parte de nuestra manera de vivir, de celebrar, de almorzar.
Somos una marca joven, sí. Pero sabemos de dónde venimos. Y sabemos lo que vale un brindis de los de veritat.
Por eso seguimos aquí: para que el gotet de cazalla no falte nunca. Ni hoy, ni mañana. Ni en tu bar de confianza, ni en la ruta amb la colla.
Brinda como lo hacían ellos. Vive como lo hacemos ahora.
Tomar cazalla antes de almorzar es honrar a quienes vinieron antes, y a la vez celebrar el presente.
Es seguir una costumbre que no entiende de edades ni de modas. Porque cuando algo funciona, no se toca… se respeta.
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