El momento perfecto para tomar cassalla

En la Comunitat Valenciana hay una tradición que está más viva que nunca: el esmorzaret. Ese ritual sagrado de media mañana en el que se juntan amigos, familia o compañeros de trabajo alrededor de un buen bocata, unas olivas… i com no, un gotet de cassalla.

Es más que comer: es cultura popular, es pausa en el día y es un motivo para juntarse. Y como todo ritual, tiene sus debates internos. Uno de los más sonados es este: ¿cuándo se toma la cassalla, antes o después de almorzar?

Cassalla antes del esmorzar: la tradición de la terreta

La mayoría de valencianos de pura cepa lo tienen claro: la cassalla va abans de menjar. Un trago corto que “calfa el cos” y abre el apetito antes de hincarle el diente a la brascada, al Almussafes o al clásico blanco y negro.

Culturalmente, es así como se ha transmitido de generación en generación, desde los llauradors que a media faena paraban a reponer fuerzas hasta las fallas y grupos de hoy en día que mantienen el ritual intacto. En Faro de Cullera lo defendemos sin duda: la cassalla antes del almuerzo es energía, tradición y el pistoletazo de salida del esmorzar. Así lo mostramos también en nuestros reels, donde se ve bien claro cómo empieza la fiesta con un gotet rojo de la casa.

Cassalla después del esmorzar: la versión práctica

Otros, en cambio, defienden que la cassalla entra mejor després de menjar, como un digestivo que ayuda a redondear la experiencia. Y no les falta razón: la cassalla de Faro de Cullera deja un frescor y un sabor inconfundible que marida de lujo con la sobremesa, la tertulia y hasta con ese café de puchero que se alarga más de lo previsto.

¿Qué dice la ciencia?

Si lo miramos desde un punto de vista sencillo, la cassalla tomada antes del almuerzo ayuda a estimular el apetito y activar el cuerpo. Mientras que después del almuerzo favorece la digestión y relaja el estómago. Dicho de otra forma: la cassalla siempre encuentra su lugar, aunque la tradición y nosotros lo tengamos claro: abans millor que després.

Cassalla Faro de Cullera Original: la de sempre

La edición original de nuestra casa, con su icónica botella roja y sus 46º de carácter, es la que lleva décadas acompañando a generaciones en este ritual. El sabor seco y auténtico de Faro de Cullera Original se ha convertido en parte inseparable del esmorzaret, tanto que hoy ya no se concibe sin ese pequeño sorbo de cassalla que abre la fiesta gastronómica.

Así que, ¿cuál es el momento perfecto para tomarla? Para nosotros está claro: antes del esmorzar. Porque la cassalla Faro de Cullera Original es el golpe de energía que abre el apetito y anuncia que empieza lo bueno.

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