¿Cuántos ml debe tener un chupito de cassalla? Descubre las medidas más comunes, el tamaño perfecto de 30-40 ml, consejos para servirlo bien frío y cuántos chupitos salen de una botella Faro de Cullera de 1L.
El tamaño perfecto de un chupito

En la terreta sabemos que la cassalla no se bebe, se disfruta. Y aunque pueda parecer un detalle menor, el tamaño del chupito es clave para saborearla como toca. No es lo mismo un trago corto y seco que un sorbo largo que pide calma. El vaso marca la experiencia: cambia la intensidad, la sensación en boca y hasta el ritmo del almuerzo.
Porque en la Comunitat Valenciana, el “xupitet” no es solo una medida de cristal, es un gesto cultural. Es ese pequeño ritual que anuncia que empieza el esmorzar, que acompaña la tertulia o que pone la guinda a la fiesta. Y claro, surge la pregunta: ¿cuál es la medida perfecta de un chupito de cassalla?
Tipos de medidas más habituales
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Mini chupito (20 ml aprox.)
Es el clásico “provaeta”, ese vasito pequeño que se suele sacar en sobremesas largas o en fiestas donde la botella corre de mesa en mesa. Ideal para quien quiere probar sin pasarse o para esas rondas rápidas, muy usado con mistela. Eso sí, para un cassallero de pura cepa… se queda corto, como un bocata sin olivas. -
Chupito medio (30 ml – 40 ml)
Para nosotros, el tamaño perfecto. Ni tan poco que apenas notes el sabor, ni tan largo que te obligue a tomártelo a sorbos. Este punto medio llena el paladar, abre el apetito y se disfruta en un solo golpe de energía. Es el chupito que mejor encaja en el ritual del esmorzar, justo antes del bocata o como arranque de la tertulia. En Faro de Cullera lo llamamos el “xupitet de veritat”, porque es el que equilibra tradición y disfrute. -
Chupito largo (50 ml o más)
Se ve más en otros licores o cuando se quiere preparar combinados, pero con la cassalla hay que tener cuidado. Puede llegar a ser demasiado intenso y perder el carácter de ese trago corto y seco que tanto nos gusta. Eso sí, siempre hay valientes que lo piden largo, porque saben que la roja de Cullera nunca falla.
El consejo Faro de Cullera
Más allá de la cantidad, la experiencia mejora si se sirve como toca. Nuestro consejo es claro: congela el vaso de chupito antes de llenarlo. El frío extremo hace que la cassalla gane cuerpo, potencia el frescor del anís y deja una sensación más limpia y agradable en boca. Es un detalle sencillo que cambia totalmente la forma de disfrutarla.
Y claro, siempre está la otra cara de la moneda: los muy cassalleros que dicen “el gotet se me queda corto”. Para ellos, la tradición del chupito se respeta… hasta que desaparece el vaso y aparece la botella directamente. ¿Ortodoxo? No. ¿Auténtico? També. Porque quien lleva la cassalla en la sangre sabe que la roja se bebe como uno quiera, siempre con la alegría de la terreta.
Cassalla y chupitos: inseparables
Al final, el tamaño perfecto de un chupito está entre 30 y 40 ml, ese punto medio que te permite disfrutar de todo el carácter de la Faro de Cullera sin quedarse corto ni pasarse. Lo bonito de este ritual es que no se trata solo de beber, sino de compartir momentos: el brindis con los amigos en el bar de confianza, la ronda improvisada en una fiesta o la pausa en medio del trabajo que se convierte en celebración.
Y no olvidemos un detalle importante: un chupito no tiene sentido sin su compañera inseparable, la botella. Puedes tener la mejor colección de vasos, pero si no hay Faro de Cullera dentro, se quedan en pura decoración. Por eso en nuestra web no solo tienes la botella de un litro, sino también los chupitos de Faro de Cullera, para que la experiencia sea completa. Y ojo al dato: con un litro de cassalla puedes disfrutar de unas 25 a 30 rondas de chupitos perfectos. Así que ya lo sabes, un pack de chupitos sin botella no sirve de nada… pero una botella sin chupitos se acaba compartiendo igual.